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[MEN] STAR WARS XXX EPISODIO IV: Luke Skywalker Adams se enfrenta al poder de las pollas imperiales de Paddy O’Brian, Hector de Silva y la lefada final

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Hace mucho tiempo en una galaxia muy muy lejana…

… después de infiltrarse en una de las naves imperiales, Luke y Obi-Wan parten en busca de Han Solo, que ha sido capturado con la intención de controlar una de las torres de control. Mientras Obi-Wan se enfrenta a Vader, Luke cree haber encontrado el lugar en el que Han se encuentra prisionero. Pero no está solo…

Llegó la hora de afrontar la verdad, del combate final, de enfrentarse a un reto de proporciones épicas. Mientras Luke Skywalker Adams asciende por el ascensor dentro de la nave enemiga, arriba le aguardan decenas de guardias imperiales con sus armas y por fin tendrá que demostrar sus aptitudes y llevar a cabo las enseñanzas de su maestro empuñando el sable láser. A la vuelta de la esquina, dos de los guardias más fuertes custodian la sala de encierro, pero Luke lejos de amedrantarse, saca su espada e intenta contrarrestar cada ataque de sus pistolas láser. Cuando se ve acorralado y sin posibilidad de avanzar un solo paso más para rescatar a su amigo, decide que es hora de poner en marcha el plan B que ha aprendido durante todo este tiempo, que a un hombre no sólo se le vence con una estocada, sino también haciéndole gozar metiéndose entre sus piernas.

Aparentando una posible rendición, suelta el sable de luz en el suelo y pone las manos en alto, consiguiendo que el primero de los guardias baje la defensa y se quite el casco. No sabía qué significaba, bueno, después de los entrenamientos sí, pero al ver a semejante macho se le puso dura. Pasó la idea fugaz por su mente porque el miedo le hizo volver a la realidad, pero durante un par de segundos pensó en que si todos eran igual de apuestos, le encantaría follárselos y chuparles la minga a todos. Los imaginó rodeándole, con todas las pollas colgando y soltando leche sobre su cuerpo y su cara.

Algo debió haber notado aquel guardia cuando se acercó tanto que le puso la cara frente a frente sin dejar ni un centímetro de espacio, quizá tenía poder para leerle los pensamientos, porque pudo oler su excitación, tanto que Luke pudo mirar hacia abajo donde un grueso bulto comenzaba a dibujarse sobre la tela negra que quedaba libre de la armadura blanca. Atrapado contra la pared, le metió un morreo y la mano se le fue directamente a ese pito duro y enorme. La agarró con ganas imaginando lo grande que tenía que ser mientras se dejaba llevar por los besos que le proporcionaba.

Tenía que verla con sus propios ojos. En su corto periplo, el pequeño padawan las había visto gordas y largas, pero lo que estaba a punto de ver salir por la bragueta iba a dejarse con la boca salivando de hambre. Con los dedos agarró la tela, la impulsó hacia abajo y salió un rabo potente, gigante y grueso haciendo un vaivén como un péndulo, de un lado hacia arriba totalmente tieso, dejando a su paso un aroma a polla exquisito. El primer impulso de Luke fue alejarse para observar bien cada centímetro de ese monumento, pero se envalentónó, agarró el pene por la base y atacó la polla con ganas tragándose el cipotón y todo lo que pudo en un primer intento.

Estaba tan dura que pronto no le hicieron falta ni manos y el cipote era tan gordo que parecía una bola de helado de crema que se dispuso a chupar con la lengua con muchas ganas, como si realmente se estuviera comiendo un helado. Estaba tan inmerso en la mamada que cuando quiso darse cuenta el guardia imperial Paddy O’Brian había llamado al otro guardia custodio Hector de Silva. Cuando Luke miró hacia arriba y vio esa cara guapísima, el culo se le encendió como el fuego y el ojete se le abrió como un resorte automático. Hector se le puso por detrás y le colocó la polla dura y calentita por la espalda. La cabeza de Luke sólo pensaba en pollas y más pollas de tios tan guapos como esos y juró que ese día se follaría a la flota imperial si hacía falta.

Le dejaron acorralado en medio del pasillo comiendo sus rabos y follándole la cara. El de Hector no era tan gordo pero estaba exquisito, sobre todo con la piel gruesa y resbaladiza que tan bien hacía que sus labios se deslizasen por ella. Mientras chupaba sin parar una y otra, ellos no paraban de besarse y pajearse el uno al otro cuando Luke dejaba una d elas dos pollas libres. Su deliciosa boca era tan sólo una de las armas para vencerles, la otra pronto se la descubriría Paddy al quitarle los pantalones y quedarse embelesado con su suave, gran y redondito culo.

Cuando sintió el pollón inundándole la raja, se dio media vuelta para ofrecerle el culo a Hector. Prefería que él abriese el camino antes de que le metieran el pollón más ancho. Pero fue esta la única concesión que tuvo que hacer al rival, porque se dieron cuenta y volvieron a darle la vuelta para que fuese Paddy el primero en desvirgar el ojete. Notó un placer a la vez que dolor al sentir el capullo enorme inundándole el agujero, pero como no paraba de empujar no le quedó más remedio que abrir el culo y tragar rabo.

Para no atraer a más guardias de momento, prefirió ahogar su gusto y sus gemidos comiéndose la polla de Hector. Hubiera sido una imprudencia que justo en ese momento vinieran más cuando a estos dos les tenía a punto. La guardia imperial hacía las cosas al revés, en lugar de que le abriese el ojete el de la polla menos gorda, estos cabrones preferían abrir bien desde el principio para que después el resto ya tuviera el hueco abierto de par en par. Pudo sentir que no era ni tan mala idea cuando el enorme rabo de Hector le entró por el culo, porque todavía apretada, entraba un poco más holgada y eso pudo hacer que se la pudiera endiñar hasta las mismísimas pelotas.

Por un momento perdió la cabeza y pensó que él también podía ser vencido. De nuevo intentó ahogar los gemidos metiéndole el cipote de Paddy en la boca, pero Hector le daba con tanta fuerza que no le quedó más remedio que sacarse el capullo de entre los labios y proferir unos gritos de gusto que deberían estar cruzando toda la nebulosa. Y a los gritos le siguió un gustillo indescriptible que le atravesó el cuerpo desde las piernas hasta la cabeza y que le hizo soltar leche por la polla. Había cometido un error imperdonable que tendría que subsanar lo antes posible.

El rabo lo tenía aún durito y soltando las últimas gotas cuando se agachó y se puso de rodillas con el culo apoyado sobre sus talones. Por primera vez podía admirar esos dos rabos que le habían cruzado el culo de lado a lado, ambos meneados con rapidez por manos hábiles. Hector fue el primero en venirse arriba y expulsar chorrazos de semen que cruzaron por encima de su cara y cayeron por su cuerpo y dentro de su boca. Luke cerró la boca para saborear la lefa, pero apenas le dio tiempo cuando otro surtido de lechazos provenientes del pollón de Paddy empezaron a brotar como un géiser en erupción dibujándole un bigote blanco en la jeta y también metiéndose dentro de su boca.

Nota: Aún hay más. Lee el epílogo tras las imágenes…

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Star-Wars-XXX-Part4-1

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EPÍLOGO

Si bien nunca se lo había preguntado, al cruzar otra esquina de la nave Luke pudo descubrir el secreto que Han Solo siempre habría querido conocer. Sin damas a bordo, sin la princesa Leia para comerles la polla y poner el toto, ¿cómo calmaban los guardias imperiales su deseo sexual tras tantos días de viaje entre los planetas? La respuesta quedó más que clara para el pequeño padawan cuando por sorpresa se encontró a un grupito de ellos pajeándose las pollas.

Aquella visión le hizo ver a Luke que, por muchas diferencias que haya entre las especies de machos de toda la galaxia y en todo el Universo, al final todos se calmaban de una forma común, magreándose los rabos, frotándolos y dándose gusto hasta expulsar lefa. Lo que le había pasado hacía unos minutos por la mente, estaba a punto de hacerse realidad. Con tantos rabos sueltos a su disposición, era una oportunidad única para cumplir su deseo y para poner a todos a salvo. Con mucha confianza y sabiendo que su plan ya había dado resultado con dos de ellos, Luke se puso en medio del grupo y comenzó a acicalarles las pollas empleando las manos y la boca.

En realidad aquellos guardias debían estar entrenados de alguna forma especial. Lo supo cuando uno de ellos se acercó a olerle el trasero. De alguna forma se lo esnifó como oliendo el olor a polla que le habían dejado los otros. Quizá entre ellos, un culo follado era un culo de confianza y Luke jugó con esa baza a su favor. Allá donde girase el culo había una polla tiesa preparada para enfilarle el ojete y otra frente a él intentando colarse dentro de su boca. Pollas y más pollas por todas partes, como en sus pensamientos.

Deseó tener otra boca y otro culo como los habitantes del planeta Dopene para disfrutar el doble, para evitar que el resto tuvieran que calentarse mirando mientras se pajeaban, pero poco a poco fue saciando a todos, ya fuera poniendo el culo en pompa para ser follado o sentándose sobre sus piernas. Fue en esa postura con la que por segunda vez en apenas unos minutos de diferencia volvió a venirle el gustillo y volvió a correrse, esta vez dejando toda la leche impresa sobre las piernas de uno de los comandantes.

Le tumbaron sobre un banco y pudo admirar un buen manojo de pollas pajeadas sobre su cabeza, todas rodeándole, excitadas con su visión desnuda. Una tras otra fueron soltando leche por el cipote con chorrazos que caían sobre su cuerpo, su cara, su propio rabo y hasta en sus pelotas, en una lluvia blanca interminable. Luke estaba tan cerdo viendo salir tanta leche de las pollas que las cazaba al vuelo, algunas con la boca saboreando las últimas gotas de semen que salían de las rajas de los capullos y otras con la mano apretando bien para apurarlas, cubriéndose los puños con hileras de lefa.

Luke creyó que con sus acciones había salvado la galaxia de una de las flotas imperiales, pero sin darse cuenta estaba a punto de adentrarse en el lado oscuro de la fuerza…

Star-Wars-XXX-Part4-2

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